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Número de la Revista: Vol. 25 - nº 02 - Junio 2016
  Sección EDITORIAL
  Título: Enrique Alday Figueroa: La rebeldía de la Medicina del Trabajo
  Autor: Jerónimo Maqueda Blasco
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  Citación: Maqueda, J. Enrique Alday Figueroa: La rebeldia de la Medicina del Trabajo. Rev Asoc Esp Med Trab 2016; 25:56
 


Las razones que nos impulsan a enraizar nuestra vida laboral pueden ser de naturaleza muy distinta, razones perseguidas, razones sobrevenidas, razones de cambio, razones de atracción, razones de convencimiento, etc.., pero cuando, ya, “iniciamos“, el origen pasa a ser un hecho marginal y es la ejecución y los resultados lo realmente relevante.

Como muchos otros desconozco las razones por las que Enrique Alday enraizó su formación como neumólogo en la Medicina del Trabajo, dentro de un incipiente Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo y alejado del abrigo hospitalario en el que se había formado.

Pero todos los que trabajamos, desde sus diferentes ámbitos, en Medicina del Trabajo, bien conocemos lo que trajo.

Anticipándose a su tiempo, Enrique Alday, aportó al estudio de la enfermedad profesional y del trabajo: Innovación, y Talento, estos valores unidos al Valor de la Sinceridad y a su propia personalidad, siempre rebelde, generaron un estilo del que muchos intentamos aprender: Sinceridad en el afrontamiento, Sinceridad en la ejecución y Sinceridad en la resolución, todo ello en un entorno de presiones en el que no es fácil mantener el criterio médico - científico. La Medicina de Trabajo es el único ámbito de ejercicio médico y de salud en el que la decisión clínica intenta ser interpretada en términos de “intereses de parte” y no como simplemente la mejor decisión para el paciente.

La Unidad de Neumología y Alergia Laboral,diseñada y dirigida por Enrique Alday, desde su inicio, se convierte en lo que en un futuro, confío que próximo, llamaremos Unidad de excelencia clínica e investigación biomédica en enfermedades de trabajo, una Unidad orientada al ciudadano-trabajador que resuelve la enfermedad a través del conocimiento del enfermo, guiada por el principio del investigador e intelectual Rudolf Wirchov: “no existen enfermedades sino enfermos”.

Su capacidad de trabajo, su intuición clínica, su creatividad, su capacidad de generar alianzas, su habilidad para convencer y su competencia para ofrecer soluciones, dan lugar a una suceión continua de proyectos que, sin buscarlo, le convierten en un referente indiscutible en enfermedades profesionales y, sin saberlo en uno de los mejores investigadores biomédicos que ha tenido la Medicina del Trabajo en nuestro país. Estamos hablando del periodo de la Historia de la Medicina del Trabajo Española en el que se ha generado un mayor conocimiento biomédico sobre la enfermedad respiratoria y de base inmunológica de origen laboral.

La historia reciente de la Medicina del Trabajo, probablemente no pueda entenderse sin interpretar a Enrique Alday, él ha sido tractor en el impulso de una Medicina de Trabajo de calidad. Formó parte del grupo de expertos que lideró el proceso de integración de nuestro país en la Unión Europea, participó en los trabajos de armonización de las normas europeas de protección al trabajador, así, muchos de los reales decretos y orden ministeriales por lo que ahora se rige nuestro ejercicio como médicos del trabajo, tienen horas de dedicación de Enrique Alday, pero esa labor, ese ir y venir a la Comisión Europea, no le despistó́ de avanzar en el campo de la neumología laboral y dar respuesta al enfermo profesional y a los retos de actualizar la Lista de enfermedades profesionales.

Su personalidad rebelde le hizo cuestionar siempre el “status quo” fuera en el lugar que fuere. Desde su llegada a la Comisión Nacional de Medicina de Trabajo cuestiona el sistema de formación existente e inicia los trabajos que permitieron posteriormente trasladar nuestra especialidad desde el sistema de escuela al sistema de residencia poniendo la Medicina del Trabajo a nivel de cualquier otra especialidad médica.

En la acción, siempre priorizó la eficacia a lo administrativamente correcto, “nunca persiguió la gloria”, Enrique Alday, al igual que lo hiciera en las letras su paisano Gabriel Celaya, eligió ser un obrero que trabajó este país en los aceros de la medicina del trabajo.

Una persona convencida de la necesidad de prestar un servicio público de calidad y un diagnóstico cierto de la enfermedad, como garantía de protección y equidad en el acceso a la prevención, hecho que nunca entendieron los burócratas de la Seguridad y Salud en el Trabajo.

Si así interpreto a Enrique como Médico de Trabajo, he sido testigo que como persona, nunca defraudó, o dicho como se auto-retratara Machado, “...en el buen sentido de la palabra, bueno”.

Formó parte de las personas que hacen mejor nuestra Sociedad “... Son buenas gentes que viven, laboran, pasan y sueñan, y un día como tantos descansan bajo la tierra”.

Conla marcha de Enrique Alday la Medicina del Trabajo pierde un Valor pero gana un Modelo.

Jerónimo Maqueda Blasco
Presidente de la Comisión Nacional de la
Especialidad de Medicina del Trabajo.

     
 
 
AMV AGI
 
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